En septiembre se acumularon 21 meses consecutivos de aumentos mensuales en los puestos de trabajo registrados. De todas formas, advierten que tanto este año como el próximo los salarios reales volverían a caer.

Una de cal y otra de arena. Dos datos íntimamente relacionados que reflejan, a su vez, una realidad compleja. Es que en los últimos meses se sostiene el crecimiento del empleo formal, a la vez que los salarios reales continúan en terreno negativo. Y, según algunas proyecciones privadas, esta tendencia continuará en parte del próximo año.

De acuerdo al último dato oficial, en septiembre se acumularon 21 meses consecutivos de crecimiento para los puestos de trabajo registrados. En ese lapso, se incorporaron casi 990.000 trabajadores y el empleo formal ya supera en casi 780.000 puestos el nivel de antes de la pandemia, de acuerdo a un informe elaborado por la consultora LCG.

“El empleo y la producción son los puntos fuertes de la gestión económica de este Gobierno. En base a protección efectiva del mercado interno y algunas condiciones macroeconómicas favorables, la gestión Fernández cerrará con mayor PBI per cápita y empleo privado que al inicio de Gobierno”, se analizó al respecto desde la consultora Sarandí. Y se aclaró: “Distinto será el saldo de los salarios, que muy posiblemente consoliden un nuevo ciclo bajista, aunque menos pronunciado que en el cuatrienio previo”.

“La aceleración inflacionaria de este año barrió por completo el colchón previo y aumentó la heterogeneidad de ingresos por actividad y modalidad contractual. La conjunción de los mayores niveles de empleo con bajos salarios (en poder de compra) volvió a poner en escena la figura de ‘trabajadores pobres’, que no es nueva en la historia económica argentina, pero era una figura muy remota”, destacó el estudio.

En ese sentido, desde Sarandí destacaron que la recuperación del empleo durante la gestión del actual Gobierno es dispar según el tipo del que se trate: por ejemplo, desde diciembre de 2019 la cantidad de monotributistas aumentó 21%, muy por encima del empleo en el sector público, que creció un 5% y la cantidad de asalariados privados, que escaló 3,8%. “Esto confirma la profundización de la ‘monotributización’ secular del mercado de trabajo, rasgo característico tras años de precarización de facto”, analizaron desde la firma.

En el detalle, destacan a la construcción como el principal sector creador de empleo en los últimos tres años con un crecimiento de 10,6%. Le siguen las actividades empresariales (8,1%), la industria (7,3%) y el comercio (5,2%).

Salarios, la otra cara

Más allá de esta recuperación del empleo, los salarios no logran recuperar el poder de compra. De hecho, de acuerdo al informe elaborado por LCG en base a los últimos datos difundidos por el INDEC, para septiembre de este año “el nivel general de salarios acumula una caída real de 3,1%” contra diciembre de 2021. “Es un promedio que esconde amplias diferencias al interior: contracciones de 9,8% en el caso de los salarios no registrados, del 2% para los salarios públicos y apenas del 0,4% para los salarios privados registrados”, destacaron.

“El poder adquisitivo de los salarios acumula un recorte del 23,3% respecto a noviembre 2017, último techo”, señalaron desde LCG, y proyectaron que para este año “podría esperarse una pérdida de poder adquisitivo en torno al 0,5%”.

“Desde fines de 2021 la aceleración inflacionaria hizo estragos y se fue devorando paulatinamente la mejora previa. El acumulado desde fines de 2019 muestra una merma del 3%. La trayectoria del poder de compra de los salarios depende centralmente de la calidad de la macro”, agregaron desde Sarandí, y detallaron como factores determinantes en este sentido la inflación y la tasa de devaluación.

“Mirando hacia delante, es esperable que se sostenga el ritmo de crecimiento en el empleo en el año restante, a pesar que se modere la velocidad por la desaceleración en el ritmo de aumento de la actividad productiva. Más incierto es el devenir a corto plazo para los salarios”, señalaron desde la consultora.

En ese escenario, desde Fundación Capital analizaron el hecho de que cada vez más trabajadores quedan por debajo de la línea de la pobreza. “El fenómeno de los trabajadores pobres viene creciendo en los últimos años, alcanzando al 17,9% de los asalariados formales y al 45,2% de los informales (+6,7 p.p. desde el 2017 y +11,4 p.p., respectivamente), como resultado del deterioro en los salarios reales y la baja calidad de los nuevos puestos de trabajo”, destacaron desde la firma.

“En un marco de inflación en un escalón superior, el próximo año difícilmente resulte en una mejora de estos indicadores. En efecto, gran parte de este fenómeno se debe a la fuerte caída en el poder adquisitivo de los salarios en los últimos cinco años (-19,2% los formales y – 34,7% los informales desde 2017), previendo que esta dinámica continúe en 2023. De hecho, incluso en el mejor escenario, el salario real de los trabajadores disminuiría un 2,9% i.a., quedando un 24,6% por debajo de 2017”, detallaron.

Así, remarcaron que “en un contexto de caída continua en el poder adquisitivo de los salarios y de baja calidad en la creación de puestos de trabajo, tener empleo no garantiza estar por encima de la línea de pobreza, con 1,5 millones de asalariados registrados que no llegan a cubrir una Canasta Básica Total para sus familias”. “Hacia adelante, en línea con una actividad mediocre en 2023, una inflación consolidada en un escalón superior y un alto nivel de incertidumbre, la dinámica del mercado laboral continuará presentando un deterioro, con salarios que no le ganarán la carrera a los precios y la creación de empleo de calidad muy deteriorada”, concluyeron desde Fundación Capital.

Fuente: ambito.com