El Colegio Médico Colombiano (CMC) publicó días atrás un artículo en su revista especializada en el que se proponía utilizar los cuerpos de mujeres con muerte cerebral para “ayudar a las parejas sin hijos”. En concreto proponía utilizar sus cuerpos para la subrogación de vientres. Convertirlas en una suerte de incubadoras vivas.

El escándalo fue, por supuesto, instantáneo y esta semana el CMC tuvo que salir a pedir disculpas por la publicación aparecida en Epicrisis, el portal de noticias de la institución.

El artículo era una traducción del original publicado en el portal de bioética Bioedge, firmado por Michael Cook y elaborado sobre la base del trabajo de Anna Smajdor, de la Universidad de Oslo, que en la revista Theoretical Medicine and Bioethics desarrolla el concepto de “donación gestacional de cuerpo entero” para pacientes con muerte cerebral.

“Ella argumenta que estas mujeres podrían tener un buen uso como sustitutos gestacionales siempre que hayan hecho una directiva anticipada”, decía el artículo publicado Epicrisis y ahora retirado. “Es sorprendente que nadie haya discutido esto en detalle antes. ¿Qué pasa con todos esos cadáveres de mujeres con tallo cerebral en camas de hospital? ¿Por qué sus úteros deberían desperdiciarse?”, se pregunta.

Y sigue: “Parece plausible que algunas personas estén preparadas para considerar donar sus cuerpos completos con fines gestacionales al igual que algunas personas donan partes de sus cuerpos para la donación de órganos”.

“Ya sabemos que los embarazos pueden llevarse a término con éxito en mujeres con muerte cerebral. No existe una razón médica obvia por la que no sea posible iniciar este tipo de embarazos”, agregó la profesora noruega de la Universidad de Oslo..

Entre los argumentos que presenta la polémica publicación se señala que el embarazo es una experiencia peligrosa que se puede transferir “a aquellos que ya no pueden ser dañados”. Además señala ya está extendida la donación de órganos provenientes de personas con muerte cerebral.

Y plantea: “Si la donación de órganos es una práctica socialmente aceptada, la donación de un cuerpo completo destinado a la gestación también debería serlo en la medida en que se trata del mismo principio: darles a otras personas la posibilidad de usar el organismo para buscar su bienestar”.

Según Smajdor, se sabe que “la vida del paciente ha llegado a su fin” en la situación de ellos, a diferencia de los casos “más problemáticos” de pacientes en estado vegetativo persistente. Además, la práctica supuestamente evita “los problemas morales de la subrogación”.

Y hasta sugiere: “¿Qué pasaría si los cuerpos de los hombres pudieran adaptarse para servir como incubadoras fetales? La tecnología para esto está mejorando rápidamente”.

Las críticas estallaron en las redes sociales y la secretaria de las Mujeres de la Alcaldía de Medellín, Angelica Ortiz, advirtió que ningún cuerpo se está “desperdiciando” en la actualidad porque las mujeres no son “una fábrica de personas”.

“Ellas no son mujeres que podrían tener un buen uso; porque nosotras no somos cosas a usar”, recalcó.